Hay muchas situaciones que te llevan a pensar "basta pelotuda, andate a dormir". Muchísimas.
Pero cuando de golpe te acordás de la canción de Dawson's Creek (!), y pensás "uy, man, tal cual: I don't wanna wait!", bueno.... eso es, cuanto menos, alarmante.
Miré ese programa como cualquier hijo de vecino, y lo odié con furor. Lo odié más que cualquier hijo de vecino, porque ese cachivache interminable pretendía representar a todos los adolescentes como uno, a la auténtica adolescencia sensible e inteligente, en oposición al glamour falluto de 90210.
Odié cada segundo que Dawson apareció en pantalla. Odié el moralismo, la pedantería, la volubilidad, el puritanismo, y odié que el programa tratara de predicar todo eso de mí.
No sé que motiva a los adultos a escribir historias sobre qué es ser adolescente para que consuman los adolescentes. No sé a qué niño le interesa que le hablen sobre lo que es ser niño. Creo que es la gente a la que le gusta El principito, no sé.
Pero hay algo profundamente insultante de un culebrón que se vende como retrato generacional, especialmente cuando es sobre adolescentes porque seamos sinceros: los adolescentes son un asco. Lo sabemos ahora, y lo sabíamos entonces. Éramos un grupo etario asqueroso, y estaba bien, pero no hacía falta que nos lo echaran en cara.
Así que retomando: me rehúso a sentirme identificada con CUALQUIER aspecto de Dawson's Creek. No no y no.