Una serie de circunstancias llevaron a que esté durmiendo en la cama que fue de mis padres y que mi mama regaló hace más de dos años.
Cuando me despierto y cuando me acuesto, en el centro geométrico de las dos plazas y usando las dos mesas de luz a la vez, me sorprende que sea tan chica, lo cómoda que puede dormir una persona en una cama para dos. Vivo en el departamento de dos personas, y prácticamente no me sobra espacio. Es fácil parece, ocupar todo el espacio disponible, como los gases.
Pero a la vez, también parece fácil por el contrario que dos personas entren en una vida para uno. Miro a la gente por la calle y me esfuerzo por imaginar como sería hacer lugar para otro, si en mis días se puede estar cómodos de a dos, si puedo, si quiero.