miércoles, 16 de mayo de 2012

2 Broke Girls, las tetas, y el hipsterismo.

1. Me gusta que Johnny sea tan garca y tan tóxico. Por una vez la tele reconoce que ser bueno e inteligente no impide ser una basura. Les pido por favor que no lo rediman, que no vuelva. Si no supiste amar, ahora te puedes marchar. 


2. Me gusta Sophie, esa Madame Maxime porno. 


3. En las series del prime time las chicas no son como Max y Caroline. No putean, no se drogan, no gritan, no dicen guarangadas, y no se masturban. 
En la mayoría de las series del prime time una parte importante de la trama es con quién salen los personajes en ese momento. Hasta George Costanza salía con una mina distinta cada semana. En cambio, en una temporada entera Max y Caroline han picoteado pero no han salido con nadie. Aparentemente no tienen tiempo ni ganas. 
Me gusta el minitaje Bechdel, me gusta que tengan intereses y preocupaciones más allá de sus vidas románticas. Me gusta que a veces el romance (ver 1) simplemente no valga la pena. 
Tengamos en cuenta que la gran obra de Michael Patrick King, co-creador del programa, es Sex and the City, una serie donde lo que empodera a las mujeres es ser ricas, cojerse tipos y comprar ropa, así que todo esto debe ser mérito de Whitney Cummings.

4. Me gusta la decisión artística de hacer que Max parezca siempre a punto de morir asfixiada por sus propias tetas.
Me gusta que todos los personajes tengan estilos muy definidos y muy característicos, y que repitan accesorios. Ya saben, para mí nada dice EFECTO DE REALIDAD como ver que en una serie o película la gente usa siempre la misma ropa. Ahora que lo pienso, fue lo que más me gustó de Ghost World.
Me quiero maquillar como Max pero no me animo.

5. Tardé como 10 capítulos en darme cuenta de que Oleg está bastante tuneado. Así que sí: me gusta como te queda esa camisa, corazón.


6. Hace tiempo que la tele estadounidense viene hablando de la recesión, y vi en varios programas alusiones a la movida del Occupy pero, llamativamente, casi siempre desde la perspectiva del 1%. 
Mientras a la mayoría de nosotros el fantasma de perder la fortuna nos chupa un poco un huevo, creo que lo importante de 2 Broke Girls es esto: Caroline se vuelve pobre, pobrísima, y se da cuenta de que hay gente que siempre vivió así. Los chicos de clase media-alta se reciben y no consiguen el trabajo de analista financiero que querían: terminan trabajando de mozos y se dan cuenta de que la gente pobre de nacimiento nunca pudo aspirar a más que eso. Se quieren matar. 



7. Ese conflicto económico también está en la base del hipsterismo como fenómeno estético. 
El problema que tenemos todos con el concepto de hipster es que, por un lado, les decimos así a la gente muy careta, pero por otro también lo usamos para hablar de cierta sensibilidad estética con la que, no tan en el fondo, nos sentimos identificados. Nadie dice "hipster" sin temer, aunque sea un poco, que le digan así, o sin participar de esa cultura, con tan sólo conocer el término.
¿Qué pasa en 2 Broke Girls? Los personajes viven y trabajan en los lugares que les gustan a los hipsters, compran ropa de segunda mano, etc. La diferencia es que ellos no tienen opción, y por eso les dicen caretas a los que lo eligen. No es tan distinto a discusiones que tenemos acá sobre "hacerse el hippie" como una impostura. 
El hipsterismo o el hippismo criollo no dejan de ser estetizaciones de la pobreza. Los jeans de Levi's salen 400 mangos: me visto de modal de colores. No puedo pagar un departamento en Manhattan ni si me prostituyo todos los días y todas las noches: Williamsburgh es lo más. Y así sucesivamente. Cuando esa operación estética triunfa y se pone efectivamente de moda, se instala una disputa por determinar, en la caza de brujas más embolante de la historia, quién es realmente pobre y quién se mueve como si lo fuera por elección.

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