lunes, 28 de septiembre de 2009

domingo, 27 de septiembre de 2009

Paint corazón.

Ahora te hacés el banana programando html, pero no te olvides:

cuando tus viejos compraron la primera computadora,

mucho antes del Age of Empires y del ICQ,

tu primer amor fue el Paint.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Mamá Bovary.

El gran tema de las propagandas de Lucchetti es el bovarismo.
Para mí, toda la campaña se resume en la mirada de espanto de la nena que retrocede con el triciclo frente a sus padres que posan en la cocina, contentísimos, porque compraron "los caldos de la propaganda". Esos ñoquis con pelo son aterradores porque hay días que uno se emociona genuinamente porque compró el caldo más rico, el mejor jabón para la ropa, el shampoo más barato. Son aterradores porque siempre estamos al borde de tomárnoslo todo demasiado en serio.
Y además, esos ñoquis con pelo son aterradores porque sabemos que en cualquier momento nuestros viejos podrían perder la chaveta del todo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Air de famille.

Hoy le conté a mi tocaya más favoritísima de todas un episodio en el que hacía mucho que no pensaba.
Cuando en tercer grado le expliqué a mi abuela que mientras parte de mi clase tenía Religione, los demás teníamos Non religione, y le hablé de las idioteces tremendas con las que nos hacían pasar el tiempo, su única reacción fue decir "Qué raro, una materia con N. Fijate, ninguna otra empieza con N. Matemática, historia... ninguna."
Creo que mi mamá la miró con horror.
Mi abuela es grosísima porque sabe cuáles son las cosas verdaderamente importantes. No saltó con un discursete sobre las chanchadas mercadotécnicas de las escuelas privadas: quedó fascinada por la idea de una N mayúscula en la tapa de un cuaderno Rivadavia. Una vez me alguien me preguntó de qué tamaño era mi reproductor de mp3 y yo levanté dos deditos y dije "más o menos así", en vez de decir con tono apologético "doscincuentiseis nomás". Me encanta que no nos parezcamos solamente en la forma de reírnos y de cocinar.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

jueves, 10 de septiembre de 2009

Patio de Puan.

De lejos, es fácil confundir el chamuyo y el adoctrinamiento.
Las malas lenguas dicen que en Puan se discute mucho de política y se coje poco. No sé si es cierto. La mina de ayer estaba a 5 minutos de peronchificarse irreversiblemente, y a 3 de retirarle el saludo al flaco, o de enamorarse perdidamente, no sé.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Ausente.

Cuatro meses después del suicidio de Kurt Cobain, salió el primer disco de Jeff Buckley, Grace.
En mayo de 1997, se metió a nadar en un brazo del Mississipi cantando "Whole Lotta Love", y no salió nunca más.
Por ese entonces yo no miraba MTV, y no sé si se pusieron de luto; si hay remeras y mochilas de Jeff Buckley, a Buenos Aires no llegaron nunca. Un doble póstumo llamado Sketches For My Sweetheart The Drunk recoge lo que iba a ser su segundo disco, My Sweetheart The Drunk.

Adorable como pocos.

Hay discos con los que uno no canta; o porque son en un idioma que no conocés, o porque el cantante tiene una dicción de mierda y no sabés qué está diciendo, o porque simplemente no hay forma de que te acerques siquiera a esa nota.
Cuando escucho Grace no canto porque esa música es de alguna forma ajena a mí. Jeff Buckley es elusivo. Su voz tiene algo de inasible, hay que hacer un esfuerzo enorme para seguirlo porque, aunque no aburre, es como si se escapara todo el tiempo. Tiene una voz ausente, que se hunde y se aleja por un río si no te esforzás por retenerlo un rato más.

Boludeces aparte, Grace es un disco que hay que escuchar.

Mesas.

Pocas interacciones sociales se llevan a cargo sin que haya una mesa de por medio.
Mesas pringosas de bar, mesas grandes y luminosas de biblioteca, mesas familiares cargadas de gente y de comida, mesas de trabajo, mesas ratonas, mostradores, escritorios, atriles.
Comunican, pero tambien separan. Cada uno quieto en su sillita, cada uno de su lado de la barrera. Falsos puentes, murallas horizontales, marcadoras de distancia.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

O las dos cosas.


Me estaba transformando de a poco en la clase de persona que entiende chistes de programadores, cuando descubrí Cat and Girl, de Dorothy Gambrell.
Oppure,
las conversaciones que tendrías con tus amigos si todos fueran más inteligentes o se drogaran más.