jueves, 8 de diciembre de 2011

Santa Fe.

Resulta que el canal 13 de Santa Fe es bastante chupacirios. Hoy pasaron el chivo de la procesión de mañana por el día de lainmaculadaconcepcióndelavirgenmaría (amén).
Esta vez me calenté, me calenté en serio, y cuando la presentadora dijo algo de "recordar la tradición y la historia de todos nosotros", agarré y dije "de muchos de nosotros".
Cuando el viejo pelotudo del cura a cargo habló sobre "los misioneros que habían venido a Santa Fe, con Colón (?), con las primeras personas que descubrieron América", hablé de los misioneros que habían venido "al comienzo de la conquista de América".
Y así sucesivamente.
Después la imbécil de la sección turismo recomendó hacer Roma en tres días: el primero el Vaticano (!!), el segundo Roma antigua -dijo que el Panteón había sido un templo pagano ("¡romano!", corregí), después una iglesia cristiana ("católica", especifiqué) y ahora museo de cadáveres ilustres-, y el tercero Roma moderna. En la jerga de especialista de turismo imbécil de noticiero, eso significa mirar en las vidrieras de Via Condotti ropa que nunca vas a poder pagar.
¿Porqué no se van a cosechar milanesas de soja y se dejan de joder?
Después, en canal 9, Beto Casella dijo "que Dios los bendiga" y lo dejé porque está bien, lo dijo de onda, y queda bien con el nombre del programa.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Domani sera.

Este sábado el honorable Gineceo de Letras lee una selección de la Ginepedia. Vengan a darnos amor y a escuchar música.


sábado, 26 de noviembre de 2011

Vino y mujeres.

La propagandita del vino argentino me recordó algo que quiero decir hace tiempo, a saberse:

Me gusta mucho lo de "las mujeres que derrochan simpatía". Me parece una imagen divina. Quiero ser una mujer de esas, quiero rodearme de ellas. Brindo una y mil veces a su salud.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Mi sábado a la noche.


FUE UNA MASA.

Para la Ginepedia.

Puanerie (pronunciación: [pwane'ri])
sust. com.

Para un Puaner de bien no puede haber nada mejor que otro Puaner.
La puanerie es la anecdotita, la referencia ñoña, la micro sátira, la alusión oscura a un texto que nadie más hubiera leído o a un chisme que a nadie más le podría interesar.
Esta foto también es una puanerie:


viernes, 4 de noviembre de 2011

Paso a explicar.

Me parece que embolarse así sólo es aceptable de lunes a viernes, de 9 a 17.

Para la Ginepedia.

Rulos

La portadora de rulos aprendió, desde su más tierna pubertad, que hay cosas que exceden su control. Que la humanidad no tiene ningún poder frente a una Naturaleza despiadada, violenta, irreductible. Es como el habitante de las Pampas de Sarmiento: esta inseguridad de la vida, que es habitual y permanente en los rulos, imprime, a mi parecer, en el carácter enrulado cierta resignación estoica para la muerte violen... Bueno, tampoco tanto.
Pero es cierto que la portadora de rulos ya no se espanta con nada. Ante la humedad, l@s ondulad@s se angustian y una enrulada de ley se les caga de risa. “Boludos voluntaristas”, piensa, “guarden los invisibles”. Hay que bañarse y empezar de cero. Ya fue.
La portadora de rulos valora su tiempo lo suficiente como para no plancharse el pelo, jamás. Declara con firmeza que el alisado es para giles, sin preocuparse por ofender a nadie. La pibita en la puerta de la peluquería le da un cupón y ella la mira desafiante. Está celosa, claramente. Que se lo meta en el culo, el cuponcito.
Hubo una época en la que ella también quiso tener un flequillo pesado, lustroso y retro, pero hace mucho que vive en paz con el hecho de que eso nunca va a suceder. Lo acepta, desde el fondo de su corazón.
Porque la portadora de rulos no olvidará jamás el viejo precepto de la nana Fine: cuánto más grande es el pelo, más chicas se ven las caderas.

Tormenta de amor

¿Qué sutil desbalance se produce en la ginecea y desencadena la tormenta? ¿Será acaso una de esas cosas irreductibles a impulsos electroquímicos del cerebro, a fluctuaciones hormonales, a la falta de sueño o la baja presión?
El asunto es que le llega una avalancha de piedad por su prójimo. Como ganas de llorar aguantadas por demasiado tiempo, como inundación, como catarata, un pocillo de café derramándose en una bandeja en movimiento, una torre de jenga que no deja de caerse, una cartuchera que vuelca su contenido interminablemente adentro de la mochila. La ginecea en cuestión se encuentra de pronto sin caparazón, desequilibrada, amando a todo y a todos, in praesentia et in absentia. De pronto todo el mundo es tan humano y comprensible. Todos huelen tan bien, todos tienen risas tan hermosas. Y no es fácil bancarse la sudestada emocional, que todo duela y haga bien a la vez. De pronto le cuesta decir “te quiero”, decir “yo sé que me querés”.
La ginecea respira hondo porque si no se le humedecen los ojos a cada rato. Es el ser más cursi del planeta Tierra, es toda abrazos y gratitud.