lunes, 14 de marzo de 2011

Bored To Death.


Al principio casi no se nota lo buena que es esta serie. Pero tiene un encanto fácil que te engancha, mientras la historia avanza y avanza sin interesarse por sí misma. Porque los capítulos no tienen centro, el caso no es lo que importa. Se plantean y resuelven en seguida, sin alardear. Fácil, como amar a Jason Schwartzman, como otra copa de vino blanco, como darle play al capítulo siguiente. Una versión super relajada de Pushing Daisies, pero con porro y bromance en vez de torta y frustración sexual.
Por supuesto que con ese casting no podía fallar, pero el grado de divinura de esa gente agarra desprevenido a cualquiera. Tan quemados, tan inocentes, y con esas mujeres que son lo suficientemente turras como para mantener la pantomima de film noir pero lo suficientemente adorables para no desentonar con ellos.
Ojalá que dure, y terminen de dibujar su mapa naif del crimen neoyorquino. Ojalá Zach Galifianakis fuera mi amigo.



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