sábado, 16 de mayo de 2009

Keanu Reeves actúa mal.

En The Matrix algo está invertido en la confrontación entre hombre y máquina, entre lo natural y lo artificial. El casting, la dirección y el guión ponen deliberadamente en crisis la humanidad de aquellos que representan a todos los humanos. En las representaciones de sí mismos en la matriz, los agentes imitan lo que convencionalmente es humano mucho mejor que las personas reales.
Para empezar, el héroe de la peli es Keanu Reeves, un tipo que actúa objetivamente mal. Llega a dar vergüenza ajena, especialmente en cámara lenta. (La verdad que nunca me gustó mucho la cámara lenta. En
The Matrix es funcional a la trama, digamos, pero en el 75% de los casos queda fea: hace que todo se vea torpe, cursi.)
Neo y Trinity son personajes completamente desprovistos de carisma. Morpheus casi. Están posando constantemente, escupiendo aforismos cada tanto. Andan por ahí forrados en cuerina, los ojos siempre cubiertos, el pelo durísimo. Smith, en cambio, es un personaje más cálido, más emocional digamos. Y gesticula, cosa que Keanu Reeves es patológicamente incapaz de hacer. Cuando pelean Neo se mueve mecánicamente, cae en el peligro que corren todas las escenas de ese tipo: que la coreografía se vuelva rígida hasta perder el sentido y la violencia. Un cuerpo duro, en un baile calculado, frío. A los buenos actores de acción no les pasa eso: Jackie Chan hace todos los pasitos, pero tiene mojo, tiene alma. El tipo que hace de Smith también. ¿Cómo no hinchar por él? ¿Cómo ponerse del lado del aparato de Neo? ¿Porqué esa épica del estoicismo, de los héroes apáticos, la revolución fría?
La única escena de
The Matrix que encuentro mínimamente conmovedora es el discurso de Smith mientras torturan a Morpheus, ese falopero pedante. Paradójicamente, un personaje que no es ni siquiera un ser, sino una función dentro de una maquinidad monolítica, es el único que exhibe convincentemente sus pasiones en la matriz.
Todas las historias de robots son un poco absurdas en ese aspecto. Schwartzenegger diciéndole al nenito que ahora entiende porqué los humanos lloran, por ejemplo.
Creo que hay que seguir el excelente consejo que le da Basil a Austin en The Spy Who Shagged Me: “I suggest you don't worry about those things and just enjoy yourself”. Matrix, después de todo, no es ni una profecía, ni un tratado de filosofía (por más que apeste a mito de la caverna), ni un manifiesto político. Es una película pochoclera de hace 10 años.

Dos cositas más:

1- Trinity es igual a Juliet, pero Juliet es buena y linda y Trinity no.

2- Los tres agentes hacen trompita constantemente. Es muy llamativo.

3 comentarios:

No soy un kiwi dijo...

Me hiciste acordar de A walk in the clouds!

laui dijo...

Pará, la del viñedo? Esa me gusta.
También me cabe Billy y Ted viajeros en el tiempo.

No soy un kiwi dijo...

Siiii la del viñedo! Ya sé que te gusta, vos me la mostraste :)