sábado, 9 de mayo de 2009

Yapas.

Más que nuestras familias, más que lo que nos dijeron en la escuela, más que todos los programas de Cris Morena, fueron los paquetes de las yapas los que nos enseñaron todo lo que sabemos sobre el amor y la familia.


La estructura férrea y bella de oso hormiguero se enamora de osa hormiguera, osa hormiguera se embaraza, osa hormiguera cría hijo, ositos hormigueros retozan por los campos, jóvenes osos hormigueros, ya crecidos, se enamoran y producen una vez más corazones rojos.

Cualquiera puede aspirar a eso. Como cantaban en El rey león, "es el ciclo sin fin que nos mueve a todos". No a todos, pero a muchos.


Hace tres días me enteré de que la insensible gente de Stani cambió el diseño de los paquetes. Me sentí muy mal en el momento, pero por lo menos las pastillas siguen teniendo el mismo gusto, y nada consuela como comerse un paquete de yapas en el cuarentifour. Pero que se sepa: esta decisión disminuye considerablemente la hasta ahora indiscutida superioridad de Yapa sobre Punch.

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